miércoles, 15 de julio de 2009

5 minutos. El día

Despierto todavía sin abrir los ojos. Los párpados son finos, y dejan sentir un brillo pálido que a la noche despoja, poco a poco, de las tonalidades más oscuras de la sombra.
Cinco minutos antes de levantarme ya transcurrió el día.
En el principio, se hablaba de fantasmas, esqueletos del camino. Amigos que cayeron de mis ojos.
Sobre la marcha del universo, el origen se pierde en las mitologías de los confusos.
Al espejo no se le puede pedir fidelidad. Roguemos no creerle.
Con el café resigno el día. Y repito aquéllos cinco minutos.

lunes, 6 de julio de 2009

Cuchillos

Las horas no deshacen la trama de recuerdos.

Veo al sueño en la azotea, atormentado por el viento y la indecisión.

Sobre el sueño nadie sabe nada.

El olvido sobre el hombro izquierdo, es en parte esencia de la condición humana.

La real soledad es la ausencia de determinación externa, y la libertad máxima. La libertad se hace efectiva con la elección de accionar en relación a otro, es decir, cediéndola en parte, atándose a una determinada gama de posibilidades.

El sueño, indeterminado, se haya imposibilitado para elegir. Siempre se elige en relación con algo o alguien, y algo o alguien lo han olvidado.

¿Existe el sueño? ¿Tiene sentido hablar del sueño, si el olvido es el vacío y la quietud de pensamiento? ¿No estoy determinándolo en parte, no en el contenido sino en la forma en que se conforma? ¿Y no podría interpretarse esto como un indicio de recuperación del sueño?

Las horas no deshacen por sí solas la trama de cuchillos. Hay que acompañarlas.

 

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