miércoles, 21 de abril de 2010

Un pilón de mismos despertares

Es que ya no quiero abrir los ojos sintiendo que despertar ayer, hoy o mañana, da igual. Peor, sintiendo que despertar es una carga absurda.

¿De qué me sirve la utopía si vi a otros alcanzarte? ¿Serás (si existe algo como esto) mi utopía personal? Pero, ¿no son todos los hombres iguales, no tenemos todos las mismas posibilidades, el mismo potencial? No tenemos las mismas posibilidades ni el mismo potencial. No somos todos iguales. Ni ante los ojos de dios, ni ante nadie. Ni ante tus ojos, ni ante dios.

Despertar, late-late-late.

Despertar es agobiante, y por eso el placer de dormirse es una falsa esperanza. Ojalá tuviera quien me contemplara desde lo oscuro de la invisibilidad como la muerte al violoncellista.

Éste, es el único juego que si aburre no se puede abandonar. Aunque siempre es posible dar vuelta el tablero y clavarle un cuchillo al contrincante, que siempre es uno mismo. Uno mismo dentro de todos los demás.

Me encantan tus ojos, ¿sabés? Me gusta también cuando cruzás la puerta. En un momento no hay nada y de repente, un poco más que todo. Sobro yo.

Un pilón de mismos despertares, linda. Ojalá abrieras mis sobres, cambiaras mi suerte.

Ayer, hoy, mañana, nola-nola-nola.

Por cosas así es que me invento pastillas para no dormir.

Ojalá mi voz, alguna vez, haga eco en tus labios.

viernes, 15 de enero de 2010

Paolita

Estaba Paolita. Estaban también un león mal domado y cuatro gaviotas indiferentes al cambio de estación. No había tanto para hacer, no había tanto para decir, no había tanto. Estaba Paolita, y sus siete enanos alrededor. Tirándole de la ropa, arrancándole de a poco la piel. Y de atrás de lejos de cerca dentro mío y de ella, un corazón jugaba a ser devorado por el león mal domado.
Estaba Paolita y una gaviota estornudó. Ella acercaba un pañuelo gastado sin mucha precisión, con dulzura pero con espacio.
Estaba Paolita y después no estuvo más. El invierno no sentaba bien en su carne. Buscó zonas más cálidas. Adiós gaviotas, adiós león.
Estaban el león mal domado y cuatro gaviotas indiferentes a todo.
Estaba el león salvaje.
 

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