No hay mapa. No hay paredes. No hay habitáculo.
Me somete el Universo. El espacio se despliega horizontal, no-vertical, y poco profundo. No hay tiempo para el tiempo. Me corre un presente perpetuo (o futuro inmediato).
Mi ojo izquierdo no reconoce su costado. El derecho a veces visquea.
Se levantan nuevas paredes, empapeladas de infinito Universo finito. Y no hay puerta.
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